Vergüenza nacional

En cierta escena de la película 'Clerks', Randall le pregunta a Dante, "¿Cuánto crees que ganará un limpia-pajas a la hora?".

Uno puede pensar a priori que el trabajo de estas personas que limpian las descargas de los demás en las cabinas de los sex-shops puede ser denigrante, repulsivo y asqueroso. Tal vez, pero seguro que quienes se dedican a ello se van a la cama muy tranquilas porque en mejor o menor medida habrán hecho bien su trabajo.

Hoy sin embargo me pregunto por las personas que para ganarse el pan han tenido que formar parte de esa basura estrenada ayer bajo el nombre de Ellas y el sexo débil. De verdad, me dan pena, ya que se me caería la cara de vergüenza si mi nombre apareciese -aunque fuese de refilón- en los créditos de un producto como este.

La serie es una MIERDA (así en mayúsculas) auténtica. Ellas y el sexo débil probablemente sea el producto más asqueroso y vergonzoso jamás producido por una cadena de televisión en nuestro país. Y mira que los hay malos. Sin ir más lejos recientemente nos han torturado con porquerías como Con dos tacones.

No obstante, las andanzas de la Obregón (¡Qué triste es no saber aceptar los años que tiene uno/a!) obtuvo un 16% de Share, que sin ser unos buenos resultados, consiguió tener a más gente frente a la televisión que esa pedazo de serie llamada Perdidos y que se emitía a la misma hora en TVE.

El colmo de la vergüenza llegó cuando en el telediario de la noche de Antena 3, un tío serio como Matías Prats tuvo que tragarse su orgullo (o al menos quiero creerlo) y entrevistó a la Anita porque claro, el estreno de su nueva serie en la cadena privada era algo comparable a las noticias importantes que suceden en el mundo.

Hay gente que ha dicho que esta serie es una versión cañi de títulos exitosos como Mujeres Desesperadas o Sexo en Nueva York, pero la verdad, sin ser un defensor de esas dos series, la sola idea de compararlas con Ellas y el sexo débil, me parece insultante, así que no lo haré.

Es triste, pero la única conclusión a la que puedo llegar anoche es que el 16% de los espectadores televisivos en este país son gilipollas.